Según
diferentes paradigmas del aprendizaje motor, la adquisición de una habilidad
motora muestra dos fases: una fase inicial rápida en la que se consiguen
mejoras con los primeros estímulos y una fase lenta en la que se va mejorando
gracias a una práctica más continuada. En cada una de estas fases, el patrón
de activación cerebral es diferente (como podéis ver en la imagen). En muchas
ocasiones nos encontramos con deportistas que tienen un patrón motor
inadecuado. Este patrón inadecuado puede causar una lesión, ó dicho patrón
inadecuado puede haber sido causado por una lesión sufrida. En estas
situaciones debemos trabajar para conseguir un patrón adecuado y eficaz……….y
para ello, NO debemos quedarnos en una aproximación local trabajando únicamente
a nivel muscular, DEBEMOS realizar una aproximación más profunda y global
teniendo en cuenta la neuroplasticidad…….cómo
potenciamos la activación de las regiones cerebrales que deben activarse en
cada fase del aprendizaje del nuevo patrón motor?, qué estimulos
son más eficaces?, Tratamos de cambiar el patrón inadecuado actual o tratamos
de crear un nuevo patrón?............En conclusión, debemos profundizar más y
no quedarnos en una «receta» de ejercicios.
pablogomezrubio
CIENCIA, MOVIMIENTO Y COGNICIÓN
jueves, 12 de noviembre de 2015
miércoles, 28 de octubre de 2015
Cómo afecta la fatiga al valgo dinámico de rodilla
Otro de los estudios que realizamos en I3sport es el análisis de cómo afecta la fatiga al valgo dinámico de rodilla.
Como ya comentamos en un post anterior, se ejecutó un test CMJ bilateral y unilateral antes, durante (tras cada cambio realizado por el entrenador) y después del partido (en este caso de balonmano). Los saltos fueron grabados y posteriormente analizados. En la imagen podéis ver un ejemplo de un jugador concreto.
Aunque en este caso concreto podéis ver cómo aumenta el valgo dinámico en cada salto, NO es el patrón habitual que estamos encontrando en todos los estudios de este tipo que hemos realizado hasta el momento. Mientras que la altura del CMJ sí que parece disminuir durante el partido (a priori debido a la fatiga acumulada), el valgo dinámico no siempre aumenta. Cuando cruzamos los datos del valgo dinámico, la atura del CMJ, los valores de potencia de ABD y ADD medido con encóder (tanto déficits como ratio abd/add) y los valores de ROM de la rotación interna de cadera, empezamos a ver las cosas más claras.
lunes, 26 de octubre de 2015
El trabajo excéntrico como herramienta para mejorar el rendimiento
Cada vez está más extendido el trabajo excéntrico como herramienta de prevención y readaptación.........pero también es un buen estímulo para provocar una mejora del rendimiento. Aquí os presentamos un ejemplo sobre la mejora que se puede conseguir. Si bien es cierto que no sólo realizamos trabajo excéntrico, sí que es una herramienta fundamental en nuestras sesiones de entrenamiento. En 10 sesiones (5 semanas, 2sesiones/semana), además de superar los desequilibrios encontrados, conseguimos aumentar los valores de CMJ y los valores de potencia en toda la curva. Como podéis ver en los valores de potencia de Squat, el mayor aumento se produjo con cargas medio-altas..........debido a que nos encontrábamos en una primera fase inicial en la que buscábamos aumentar los valores de fuerza.
domingo, 18 de octubre de 2015
HACIA UNA READAPTACIÓN GLOBAL: A PROPÓSITO DE UN CASO.
En el proceso de readaptación debemos intentar conocer las causas que han provocado la lesión que estamos readaptando así como los factores de riesgo que pueden provocar una nueva lesión. Si únicamente nos centramos en la zona dañada, aumentarán las probabilidades de que el deportista vuelva a pasar por un proceso lesivo en un futuro cercano.
En relación a lo que estamos comentando, os presentamos de forma breve el siguiente caso:
Deportista que inicia proceso de readaptación trascurridos tres meses de la intervención quirúrgica por rotura del tendón de Aquiles de la pierna izquierda. Se le realiza evaluación de dicho tendón y musculatura implicada (en la imagen están los datos de ROM). DE FORMA COMPLEMENTARIA, se realiza evaluación de la musculatura del tren inferior observando déficits y desequilibrios en toda la pierna izquierda (valores rojos del cuadrante de la imagen).
No podemos saber si los desequilibrios observados estaban antes de la lesión. Si esto fuera así, puede ser que dichos valores hayan aumentado las probabilidades de haber sufrido la lesión actual.
Pero de lo que sí estamos seguros, es de que si realizamos el proceso de readaptación sin tener en cuenta los déficits y desequilibrios encontrados en el tren inferior, podremos conseguir que el tendón se recupere perfectamente PERO en el momento en que el deportista vuelva a su actividad deportiva, es muy probable que dichos valores provoquen cambios, como por ejemplo un patrón de movimiento disfuncional o un exceso de carga en el tendón de Aquiles por debilidad de la musculatura de la pierna izquierda. Y EN CONSECUENCIA, aumentarán las probabilidades de reicidiva o de sufrir una nueva lesión.
En conclusión, el proceso de readaptación debe ir más allá de la localización de la lesión sufrida. Tenemos que realizar una evaluación global para intentar conocer las causas que la han provocado y analizar los factores de riesgo.
Y por supuesto, como siempre decimos, mejor prevenir que curar. Si evaluamos nuestra musculatura de forma periódica, podemos ser más eficaces en la prevención de estas situaciones.
martes, 13 de octubre de 2015
Evaluación de la fatiga neuromuscular (Test CMJ durante partido amistoso)
Uno de los factores limitantes de nuestro rendimiento es la fatiga neuromuscular que se origina con el esfuerzo repetido (ya sea durante un entrenamiento o durante la competición). Esta fatiga da lugar a un encadenamiento de acontecimientos que tiene como consecuencia un descenso del rendimiento y un aumento de las probabilidades de lesión.
En la imagen os presentamos una de las valoraciones que llevamos a cabo en I3sport para analizar algunas de las consecuencias provocadas por la fatiga. Concretamente se trata de un test de salto CMJ realizado a jugadores de balonmano durante un partido amistoso en un torneo de prestigio a nivel nacional.
Los jugadores ejecutaron un test CMJ bilateral y unilateral (izquierda y derecha) antes del partido, durante (tras cada cambio realizado por el entrenador) y después del partido. Con el fin de no influir en las decisiones técnico-tácticas del entrenador y no manipular excesivamente la competición, se acordó que se realizaran los cambios en función de la situación del partido y sin tener en cuenta la valoración que estábamos realizando.
Con los resultados de esta valoración surgen muchas preguntas y dudas.........y ya sabéis que las dudas son el primer paso hacia el conocimiento:¿desciende el rendimiento del CMJ (bilateral y unilateral) durante el partido?, ¿cuál de ellos tiene un porcentaje de descenso mayor (casilla amarilla)?, ¿hay Déficit unilateral entre una pierna y otra?, ¿por qué en el primer CMJ (sin fatiga) no hay Déficit unilateral y en los siguientes sí?, ¿el Déficit unilateral aumenta con la fatiga?, ¿a qué se debe el Déficit Bilateral?, ¿puede ser que la existencia del Déficit Bilateral tenga que ver con que el Balonmano sea un deporte asimétrico?, ¿por qué con la fatiga (descenso del CMJ) se produce un descenso del Déficit Bilateral y sin fatiga aumenta dicho Déficit?...........Todas estas (y muchas otras) preguntas (y sus respuestas) nos ayudan a reorientar el trabajo para optimizar el rendimiento del deportista
lunes, 20 de mayo de 2013
DIFERENTES SUPERFICIES: ¿diferentes adaptaciones?
El origen de este
trabajo surgió a partir de los problemas que me encontré durante el desarrollo de
mi profesión como preparador físico en un equipo de fútbol.
Después de dos
temporadas consecutivas en el mismo club de fútbol, en la segunda temporada tuvimos, en comparación
con la primera, un aumento del nº de lesiones musculares, un aumento del nº de
sobrecargas musculares durante el partido que impedían al jugador entrenar y/o
competir, y un aumento del tiempo de recuperación post-partido. Además de estos datos
objetivos, obtuvimos otra serie de datos subjetivos, como fuel el caso de una
mayor percepción subjetiva del esfuerzo en general tras partidos jugados en
campos de césped natural en comparación con los partidos jugados en campos de
césped artificial, y una mayor percepción subjetiva de fatiga muscular durante
las segundas partes en los partidos jugados en campos de césped natural en
comparación con los partidos jugados en campos de césped artificial.
Ante estas
circunstancias, decidimos analizar todos los posibles factores que, en nuestra
opinión, pudieron haber sido relevantes. Además de en otros factores, pusimos
nuestro centro de atención en las superficies de juego ya que durante esta
temporada realizábamos los entrenamientos en un campo de césped artificial y
competíamos en campos de césped natural, a diferencia de la temporada anterior
en la que entrenábamos y competíamos en césped natural.
Debido a esta situación
nos planteamos una serie de preguntas que se pueden resumir en dos. Por un
lado, ante una misma carga externa, ¿se producen variaciones en la carga
interna tras un esfuerzo máximo, en función de si dicha carga externa se lleva
a cabo en césped natural o artificial?, y, por otro lado, al entrenar
habitualmente en césped natural ó en césped artificial, ¿se producen
adaptaciones diferentes?.
Para intentar dar
solución a estas preguntas, realizamos una revisión bibliográfica de los
estudios que comparaban estos dos tipos de superficie, encontrando que no se
producían diferencias en cuanto al número de lesiones a excepción de un mayor
número de esguinces de tobillo en los campos de césped artificial. También
encontramos que se producía un aumento del riesgo de lesión cuando los
futbolistas alternan de una superficie de juego a otra. Finalmente, encontramos
un estudio en el que futbolistas acostumbrados a entrenar habitualmente en
césped natural reflejaban, por medio de cuestionarios, que jugar los partidos
sobre césped artificial requería un esfuerzo físico mayor que jugarlos sobre
césped natural. Sin embargo, no encontramos estudios que realizaran
valoraciones objetivas para determinar el nivel de fatiga o las adaptaciones producidas en los
futbolistas en una superficie u otra.
Por lo tanto, ampliamos
la revisión bibliográfica a los estudios que comparaban otras superficies con características
diferentes, encontrando:
- - superficies con mayor complianza dan lugar a un aumento de la fatiga en comparación con superficies con mayor grado de stiffness.
- - se producen adaptaciones diferentes al entrenar de forma regular en superficies con distintos niveles de rigidez.
- - En estudios en los que se ha utilizado diferentes tests de salto vertical, se producen:
· adaptaciones de los patrones de
movimiento durante el salto a las características particulares de cada
superficie.
· un descenso de la altura del salto vertical
en las superficies con menor grado de rigidez.
· un aumento del rango del movimiento
durante la batida en las superficies con menor grado de rigidez.
Tras esta revisión, y
con el objetivo de dar respuesta a nuestras preguntas, decidimos realizar un
test de salto máximo con contramovimiento (CMJ) en tres superficies diferentes:
Superficie rigida, césped artificial y césped natural. Dichos tests los
ejecutamos con la ayuda de una plataforma de fuerza.
Para obtener más
información del estudio, pinchar sobre el siguiente enlace:
En cuanto a los
resultados, de forma general, se observó, por un lado, que en el Pico máximo de
potencia se produjeron diferencias significativas entre las 3 condiciones,
dando lugar a un descenso de la potencia en la superficie de césped natural en
comparación con la de artificial, y, por otro lado, durante la batida, se
produjo un menor Índice de stiffness y un mayor descenso del CG sobre la superficie
de césped natural.
Estas diferencias
encontradas fueron debidas, posiblemente, a los distintos grados de deformidad de
cada una de las superficies.
Una vez realizado el
experimento y analizado los datos, nos dispusimos a intentar responder a las
preguntas que nos planteamos en un principio, teniendo en cuenta la revisión
bibliográfica mencionada anteriormente y los resultados de nuestro estudio:
¿Se
producen variaciones en la carga interna tras un esfuerzo máximo, en función de
si la carga externa se lleva a cabo en césped natural o artificial?
Gracias a la revisión
bibliográfica realizada vimos que en estudios en los que se utilizaban
superficies de diferente rigidez, se producía, con forme aumenta la carga
externa, un descenso de la potencia máxima y un descenso del índice de
stiffness durante la batida que daba lugar a un mayor trabajo y coste energético
en la generación de fuerza. Por tanto, el hecho de haber encontrado en nuestro
estudio un menor índice de stiffness y un descenso de la potencia en el test
realizado en césped natural, nos hace pensar que ante un mismo esfuerzo máximo
se podría producir una carga interna mayor.
En cuanto a la segunda
pregunta:
Al
entrenar habitualmente en césped natural ó en césped artificial, ¿se producen
adaptaciones diferentes?
Para responder a esta
pregunta, pese a que el estudio
realizado no nos permite llegar a conclusiones objetivas, podemos pensar, que la
repetición habitual de esfuerzos darían lugar a distintas adaptaciones en
función de las características de la superficie (césped artificial ó natural),
como se ha podido observar en estudios realizados con otro tipo de superficies.
Después de este
fascinante proceso, llegaba el momento de transferir toda esta información a la
práctica real del entrenamiento.
Antes de comenzar con
este estudio, pensábamos que nuestros futbolistas estaban bien adaptados para
superar los esfuerzos que implicaba la competición ya que los diferentes
factores del entrenamiento eran similares a los de la temporada anterior, en la
que mantuvimos un buen estado de forma durante toda la temporada y los
problemas musculares fueron escasos. Pero, sin embargo, tras competir sobre
césped natural se producía un número de sobrecargas musculares que no
preveíamos, la recuperación post-partido era mayor y la percepción subjetiva
del esfuerzo se incrementaba.
Tras la revisión
bibliográfica y la ejecución de nuestro estudio, pensamos que los esfuerzos
sobre césped natural presentan una carga interna mayor que los mismos esfuerzos
realizados sobre césped artificial y , por lo tanto, llegamos a la conclusión
de que, aunque los valores de carga externa utilizados en los entrenamientos
eran similares a los de la temporada anterior, el hecho de realizar los entrenamientos
en césped artificial de forma habitual producía que la carga interna fuera
menor y, en consecuencia, nuestros jugadores no estaban en las mejores
condiciones para competir en césped natural.
Por este motivo decidimos
aumentar la carga externa del entrenamiento con el objetivo de buscar valores
de carga interna similares a los que se producen al competir en césped natural.
Este aumento de la carga externa se puede realizar de diferentes formas, pero
en nuestro caso, concretamente, se decidió aumentar la carga de fuerza general
e incrementar los trabajos sobre superficies inestables, sin aumentar la
cantidad e intensidad de los impactos que tantos problemas provocan en
superficies más rígidas como es el césped artificial.
Somos conscientes que
tanto en las lesiones como en los resultados influyen multitud de factores
pero, al planificar y periodizar las cargas en función de las superficies de
entrenamiento y de competición, descendió el número de sobrecargas musculares,
el tiempo de recuperación post-partido y la percepción subjetiva del esfuerzo.
Por otro lado, conseguimos unos resultados por encima de las expectativas
marcadas a principio de temporada…………………….aportando nuestro granito de arena!.
Quiero dedicar este
párrafo a agradecer, por su paciencia y confianza, a todos los jugadores,
técnicos, empleados (en especial al jardinero por dejarme cortar un metro
cuadrado del campo de césped natural del estadio) y directivos del Écija Balompié
SAD de la temporada 2007/08. También
quiero agradecer a Xavier Aguado Jódar que me ayudara en todo el proceso y que
me facilitara, además de su sabiduría y conocimiento, el instrumental necesario
para realizar este estudio.
miércoles, 10 de abril de 2013
Práctica mental: ¿incremento de la fuerza muscular?
Es
conocido por todos los profesionales del deporte la necesidad de realizar un
acercamiento multidisciplinar con el objetivo de conseguir un análisis más
profundo y exhaustivo de nuestra profesión. Desde hace décadas, se ha
reconocido la importancia de las cuestiones psicológicas en el deporte,
destacando su influencia decisiva en el funcionamiento general de los
deportistas y, más en concreto, en su rendimiento deportivo.
Son
numerosos los estudios que han mostrado que la práctica mental es una técnica
efectiva que mejora el rendimiento de las habilidades motoras (Driskell, Cooper
y Moran, 1994), sin embargo el efecto de la práctica mental en la fuerza
muscular ha recibido menos atención.
Uno
de los primeros trabajos realizados en este ámbito, fue la investigación
realizada por Yue y Cole en 1992. Estos autores compararon el incremento de
fuerza en el músculo abductor del quinto dedo en dos grupos (grupo de práctica
mental y grupo de práctica física) después de 4 semanas de entrenamiento.
Encontraron un aumento de la fuerza muscular en ambos grupos al compararlos con
el grupo control. Concretamente, se observó un aumento del 30% en el grupo de
práctica física y un 22% en el grupo de práctica mental.
Posteriormente,
Herbert, Dean y Gandevia realizaron en 1998 un estudio con el objetivo de
replicar los resultados obtenidos en la investigación de Yue y Cole, y en el
que no encontraron diferencias significativas en el incremento de la fuerza de
los músculos flexores del codo entre el grupo control y el grupo de práctica
mental tras 8 semanas de entrenamiento.
En
opinión de Ranganathan, Siemionow, Liu, Sahgal y Yue, 2004, los diferentes resultados obtenidos en los anteriores
estudios pueden deberse a diversos factores. En primer lugar, la utilización del
abductor del quinto dedo (músculo distal) y los flexores del codo (músculos
proximales) difieren en el tamaño de representación cortical. En segundo lugar,
los músculos flexores del codo son frecuentemente usados durante las
actividades diarias, por lo que tienen un menor rango de mejora de la fuerza
mediante adaptaciones neurales. Finalmente, cabe la posibilidad que las
instrucciones dadas a los sujetos para la ejecución de la práctica mental en el
trabajo de Herbert, Dean y Gandevia fueran encaminadas a la realización de un
entrenamiento en imaginación externa, siendo éste menos efectivo para el
incremento de la fuerza muscular. Estos mismos autores realizaron un estudio
con el objetivo de observar los efectos del entrenamiento mental usando
imaginación interna mediante un proceso que llamaron visualization-guided brain
activation (VGBA). Tras 12 semanas de entrenamiento comprobaron que se había
producido un incremento de la fuerza en el músculo abductor del quinto dedo del
35% con respecto al grupo control, y de un 13,5% en los músculos de los flexores
del codo, aunque este aumento no fue estadísticamente significativo en relación
al grupo control.
Otros
estudio también han comprobado que se produce un incremento de la fuerza
muscular debido a la práctica mental (Cupal y Brewer, 2001; Smith, Collins y
Holmes, 2003). Especialmente relevante es el estudio realizado por Sideway y
Trzaska en 2005. Estos investigadores observaron los efectos de la práctica
mental en los músculos dorsoflexores del tobillo, musculatura muy importante
durante la marcha. Encontraron un incremento del 17,13% en la fuerza de estos
músculos tras un entrenamiento de 4 semanas, siendo los resultados
estadísticamente significativos en comparación con el grupo control.
Finalmente, Shackell y Standing, en 2007,
también observaron un incremento de la fuerza del 23,7% en los músculos
flexores de la cadera tras 2 semanas de entrenamiento con práctica mental
siguiendo el procedimiento de Ranganathan, Siemionow, Liu, Sahgal y Yue, 2004.
En
algunos de los estudios anteriormente citados se realizó un registro
electromiográfico con el objetivo de profundizar en los mecanismos a través de
los cuales se produce el incremento de la fuerza muscular mediante la práctica
mental. Mientras que los resultados obtenidos en la investigación realizada por
Yue y Cole en 1992 no fueron concluyenyes, Smith, Collins y Holmes en 2003
encontraron una elicitación de la actividad electromiográfica durante la
práctica mental, aunque la relación de la magnitud del EMG y el incremento de
la fuerza muscular no fue estadísticamente significativa. En sintonía con estos
estudios, Ranganathan, Siemionow, Liu, Sahgal y Yue en 2004, tampoco
encontraron un aumento significativo de la actividad electromiográfica. Sin
embargo, Guillot, Lebon, Roffet, Champely, Doyon y Collet, en 2007, realizaron
un estudio en el que se instruyó a los sujetos ejecutando una práctica mental
con diferentes tipos de contracción muscular. Observaron un incremento de la
actividad electromiográfica en 9 músculos del brazo dominante y, a demás, los
cambios en dicha actividad eran selectivos en función del tipo de contracción
imaginada, siendo estos cambios similares a los observados durante una práctica
física real. Es decir, la actividad electromiográfica era mayor durante la imaginación
de una contracción concéntrica máxima en comparación con la imaginación de una
contracción concéntrica leve, y se observó un descenso de dicha actividad
durante la imaginación de una contracción excéntrica en comparación con la
imaginación de una contracción concéntrica.
Ahora
podríamos hablar de las importantes implicaciones que la práctica mental tiene
en el proceso de recuperación de una lesión………………pero eso lo dejaremos para más
adelante.
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